Introducción
Si simplificamos al máximo el estudio de un instrumento, nos encontramos con dos aplicaciones prácticas posibles: la interpretación y la creación, las cuales son compatibles entre sí. A su vez, dentro de la creación nos encontramos con la composición y la improvisación. En este artículo me gustaría hablaros de mi punto de vista sobre este último concepto, la composición musical.
¿Qué necesito para componer música?
La música es un lenguaje y, como tal, para expresarnos a través de ella es necesario estar familiarizados con sus códigos, al igual que ocurre con tu lengua materna. Cuando eres pequeño, organizas los sonidos que te muestran tus padres en forma de palabras. De la misma forma, la música que escuchas se va organizando en tu cerebro creando una base de datos.
Es esta base de datos la que nos permitirá expresarnos creativamente a través de nuestro instrumento. En mi caso, utilizo la guitarra como medio para transmitir la música que fluye en mi cabeza. Consecuentemente, cuanto más sea el dominio que tengo de la misma, más sencillo me resultará poder transmitir esa música. Desde mi punto de vista, el desarrollo técnico en tu instrumento, así como el estudio de la teoría musical tienen un cometido: dotarte de herramientas para poder expresarte artísticamente.
Una vez contemos con una base sólida en nuestro instrumento, es hora de encontrar nuestra inspiración.
Yo personalmente creo la música en mi cabeza antes de aplicarla en el instrumento. Pienso en una melodía y le adapto su correspondiente armonía. No obstante hay personas que comienzan con unos acordes concretos y a raíz de ellos crean una melodía. Lo mejor es que experimentes con diferentes variables melódicas, armónicas y rítmicas y encuentres la fórmula más inspiradora para ti.
Por ejemplo, mi tema “July ’07” surgió a raíz de querer componer una melodía sencilla. La compuse en dos partes ‘A’ y ‘B’ y la transcribí al instrumento. Posteriormente, compuse una introducción basada en diversos acordes arpegiados en el mismo contexto estilístico que la melodía. Desarrollé un solo de guitarra que desemboca en la parte ‘B’ y terminé con un solo de teclado sobre los arpegios de la introducción. El proceso que sigo antes de la grabación es: escribo todos los instrumentos utilizando un software (Logic), y les envío un demo y las partituras a los músicos. Ellos lo estudian y les dan su toque personal, enriqueciendo muchísimo el resultado final.
Os dejo el enlace para escuchar este tema. ¡Manos a la obra! ¡Que las musas te acompañen!